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El Juego:

       En la infancia, adolescencia, y porque no incluír en la juventud adulta, el juego
a traves de su acción motora e intelectual, de su libertad, espontaneidad y placer,
nos ofrece la posibilidad de transferir ideas y fundamentalmente ejercitar el instante
de pensar y decidir con convicción, para resolver situaciones traumáticas. El juego es
el conductor de nuestras relaciones socio-afectivas con nuestros semejantes, el
medio natural con el cual podemos expresarnos en libertad y aprender a convivir y a
reconocer qué somos y cómo somos,

      Mediante el acto de jugar podemos reconocer las distintas facetas del individuo
      en su máxima expresión como elemento sociabilizador, desnuda sus sentidos y
      nos aproxima a reconocer su carácter y temperamento frente a sus
      semejantes, que luego servirá para construir la transformación adecuada.

      Aquí debemos detenernos y dar una definición con respecto a la palabra juego
ya que es parte importante del enseñar,... según Johan Huizinga:

      Resumiendo, podemos decir, por tanto, que el juego, en su aspecto
formal, es una acción libre ejecutada “como si” y sentido como situada fuera de
la vida corriente, pero que, a pesar de todo, puede absorver por completo al
jugador, sin que haya en ella ningún interés material ni se obtenga en ella
provecho alguno, que se ejecuta dentro de un determinado tiempo y de un
determinado espacio, que se desarrolla en un orden sometido a reglas y que
origina asociaciones que propenden a rodearse de misterio o a disfrazarse para
destacarse del mundo habitual.

       Inmediatamente debemos mencionar otro concepto que está estrechamente
ligado con la palabra juego, y es el ganar. Éste se presenta cuando se juega con otro.
Johan Huizinga lo define como:
” mostrarse, en el desenlace de un juego, superior a otro. Pero la validez
de esta superioridad patentizada propende a convertirse en una superioridad
en general. Y, con esto, vemos que se ha ganado algo más que el juego mismo.
Se ha ganado prestigio, honor, y este prestigio y honor benefician a todo un
grupo a que pertenece el ganador”. Aquí reside otra propiedad importante del
juego: el éxito logrado se puede transmitir, en alto grado, del individuo al
grupo. Pero hay todavía otro rasgo mas importante: en el instinto agonal no se
trata, en primer lugar, de la voluntad de poderío o de dominación. Lo primario
es la exigencia de exceder a los demás, de ser el primero y ser honrado como
tal. La cuestión de si, como consecuencia, es el individuo o el grupo quien
aumenta su poder, es mas bien secundaria. Lo principal es haber ganado.

       Es importante detenernos para aclarar el sentido de la palabra agon,
proveniente del griego, “en todo un grupo de juegos aparece como competencia, es
decir, como una lucha en que la igualdad de oportunidades se crea artificialmente
para que los antagonistas se enfrenten en condiciones ideales, con posibilidad de dar
un valor preciso e indiscutible al triunfo del vencedor. Por tanto, siempre se trata de
una rivalidad en torno a una sola cualidad (rapidez, resistencia, vigor, memoria,
habilidad, ingenio, etc.), que se ejerce dentro de límites definidos y sin ninguna ayuda
exterior, de tal suerte que el ganador aparezca como el mejor en cierta categoría de
proezas”.

       Que sencillo sería si con el solo hecho de invocar la palabra ganar, la única
acción que tendrían que afrontar nuestros discípulos sería la de simplemente
cambiarse y cumplir con la ceremonia del calentamiento, la entrada a la cancha y el
silbato final del encuentro.

       En las distintas situaciones de la vida y en relación a nuestro desarrollo
intelectual, diseñamos la planificación de cómo lograr los objetivos que nos
proponemos, en relación al conocomiento de nuestro propio ser, porque esto es parte
de la fuerza natural del hombre y motivo de su existencia en su paso por la vida. Se
puede conseguir lo deseado con el esfuerzo correspondiente, manteniendo el respeto
por los demás que desean lo mismo, la paciencia y la perseverancia para acatar los
tiempos necesarios para capacitarnos, y conseguir la seguridad y la confianza en uno
mismo para aplicarla en el lugar y en el momento exacto. No hay nada absoluto todo
tiene una excepción.

        Si lo trasladamos al juego del rugby arribamos a la misma conclusión
(recordemos que siempre hay excepciones a la regla), el ganar no depende de la
voluntad por lograr esa palabra tan sagrada y venerada, que a veces hace tanto daño
si no se está totalmente convencido que primero debemos prepararnos para
conseguir tan ansiado premio, dicho en el sentido abstracto, pero es ahí donde está el
nudo del problema, porque potencializamos eso abstracto, intangible, que no
podemos ver ni tocar y que se convierte en cimiento indispensable de las
convicciones para “enseñar”. Si en cambio observamos y poseemos la capacidad de
percibir con sensibilidad e inteligencia podremos encontrar una salida que se acerca a
la virtud, y es el trabajo cotidiano, con las cosas que estan, que existen, que podemos
ver y tocar, enseñando a construir desde los valores más relevantes del universo,
como resolver cada situación traumática a la que se está expuesto diariamente, solo
así habremos creado un ámbito que seguramente nos enfoque desde un punto de
vista más real y consistente el camino no solo hacia el logro anhelado sino algo más
importante, la certeza de haber luchado dentro de las pautas de convivencia.

      Para ganar hay un largo camino, y se construye día a día.

El Deporte

      El Ejercicio del Deporte es una forma de Juego Creador, todo juego es
entendido como una actividad abierta a todas las personas y a las reglas que le sirven
de cauce, de ahí se rescata su gran valor formativo.

       Considerado El Deporte como conjunto de situaciones motrices
codificadas, cuyas reglas y formas de competencia han sido
institucionalizadas, reconocidas y significadas cultural y socialmente.

      La principal virtud educativa del deporte reside en su carácter de juego y en las
exigencias que plantea la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes y
nuevas. Si se impide su vivencia y percepción como totalidad dinámica en cuyo
contexto, y sólo en cuyo contexto, puede constituirse la inteligencia del juego, se lo
reduce a sus aspectos técnicos, el deporte pierde por lo tanto su potencia pedagógica
cuanto su interés por parte de los adolescentes.

       Consecuentemente, las técnicas de movimiento específicas deben entenderse
en su carácter de instrumentos útiles para la resolución eficiente y económica de las
situaciones motrices que el deporte plantea, y analizarse en contexto reglamentario y
táctico.

       Una forma práctica y básica para comprender el concepto inicial del deporte, y
remitirnos luego a sus dimensiones en la adolescencia, es referirse a la definición del
deportólogo italiano Ferruccio Antonelli, que señala:

       Es deporte cualquier actividad humana que incluya en forma integrada,
tres elementos: JUEGO, AGONISMO Y MOVIMIENTO.

       Para muchos esta definición es precaria, debido a la evolución del deporte a su
reglamentación, que cierran mejor la idea de deporte...del deporte considerado
altamente reglado. Pero lo fundamental de esta definición es que su amplitud radica
en la posibilidad de incluir a todas las formas de actividad deportiva... incluso las que
no son reglamentadas. Recurriendo a una forma gráfica explicitamos la definición:

                                    MOVIMIENTO




                         AGONISMO                JUEGO
El deporte de rendimiento es la forma que asume la actividad, muy fuertemente
afianzada en la cultura deportiva actual, y el factor privilegiado es el agonístico.
(recordemos la definición de agon)

      Agonismo implica esfuerzo, una actitud de superación permanente, orientada
en dos direcciones, la mayoría de las veces confluentes: por una parte, la intención
de superar la problemática desafiante, el obstáculo, el record, y por la otra, ganarle al
oponente, vencerlo en competición directa o indirecta.




      Este es el objetivo fundamental: el triunfo en la competición.

                                    AGONISMO




                     MOVIMIENTO                   JUEGO


       Habida cuenta de la evolución del concepto de Deporte para Todos, que en un
principio se identificaba con la versión recreativa, opuesta al deporte convencional,
competitivo o federativo, y hoy se acepta una interpretación de carácter comprensivo
no excluyente, debemos definir al deporte desde sus características intrínsecas
salientes.

       Esta dimención deportiva surge como una atractiva forma de recrearse y
alcanzar la plenitud corporal. La inexistencia del rigor y presión del exterior en cuanto
a la obtención de resultados como agregado al hecho de jugar, acentúa el placer y la
satisfacción de la práctica por la práctica misma.

      Posición de los factores:
                                       JUEGO




                     MOVIMIENTO                   AGONISMO


       Estas perspectivas del deporte son claras y marcan de manera precisa la
diferencia entre deporte de alto rendimiento y el juego como elemento educativo, y se
debe tomar conciencia de ello, si realmante nos consideramos educadores.
Debemos ser realistas y entender que la formación de un deportista de elite
lleva tiempo, paciencia, perseverancia, tolerancia y podríamos seguir nombrando
otros valores que serán necesarios fomentar en el espíritu del joven para lograr ser,
que hacen también a la convivencia diaria, en un juego de carácter recíproco,
adolescente-adulto. Transmitir el conocimiento para la resolución de las situaciones
que el juego, y la vida misma plantean. De forma paralela producir la transformación
corporal, entrenando las cualidades físicas básicas, respetando los tiempos de
desarrollo físico-psíquico del adolescente, que en la franja etárea de los 14 a los 16
años es significativamente conflictiva.

       Uno de los errores que se comete muy a menudo, es el creer que estamos
tratando con adultos y les exigimos que realicen y resuelvan situaciones que ni su
cuerpo ni su psique están en condiciones de resolver aún. Esto significa anteponer
los propósitos del adulto-educador ante los tiempos necesarios de aprendizaje, y
corriendo el riesgo de colocar en un estado de frustación al adolescente.

       Marcamos de ésta manera la diferencia entre los que entrenan situaciones
puntuales del juego, donde interviene la orden, con una única respuesta, con los que
enseñan a ver situaciones temporo-espaciales, o la interrelación entre el yo individual,
mis compañeros, los oponentes y el objeto-balón, donde la premisa fundamental es
que el joven a traves de su creatividad, talento y libertad, siempre respetando las
reglas, llegue a la solución del problema.

      Entrenar para ganar, ó enseñar a jugar para ganar


El Rugby

      El Rugby es considerado como un deporte de contacto, de conjunto y de
pelota.

       Esta definición si bien simple, puntualiza y exalta los tres elementos
fundamentales de este deporte, y enunciados por orden de importancia, de los cuales
fluyen una infinidad de situaciones simultáneas, y donde cada una de ellas prevalece
sobre las otras con respecto al lugar y al espacio en que se producen, secuencias
casi ininterrumpidas dotadas de lucha, por la posesión del balón, destrezas en el
manejo de la pelota, y el cuerpo, y armonía de movimientos en el conjunto de los
jugadores.

      Es muy común en esta edad de 14, 15 años, encontrar a chicos con un
desarrollo precoz (acelerado), en la marcha de los acontecimientos inherentes al
crecimiento, esto hace que la capacidad de rendimiento y la aptitud para el esfuerzo
sean superiores en todos los aspectos de la condición física entre estos adolescentes
precoces y los de crecimiento normal, (fuerza, velocidad, resistencia general).

       Debido a esta circunstancia surge un problema socio-emocional profundo, el
temor al contacto hacia el que es mas fuerte, mas rápido, llegando al punto de la
frustración frente a sus compañeros y a sí mismo.
Reconocer por parte del adolescente esa superioridad es una buena señal que
indica la situación a la que se debe enfrentar, y el modo de llegar a la solución es a
traves de la decisión de llevar a cabo la acción con la cuota de valor y coraje que él
y solo él encontrará en sí mismo en el momento que se necesite, pero en igual
medida con la solidaridad y el soporte de sus compañeros, apuntalando su
presencia en el campo de juego, reconociendo que no esta solo y que cualquiera de
ellos estará cerca para extenderle una mano. No es tarea facil, no existe un tiempo
determinado que el educador pueda manejar, sí mostrarle la confianza necesaria
haciéndolo sentir partícipe del equipo.

       Debemos ayudarlo a que descubra saber defenderse y así defenderá al
conjunto. Como también, que no es solamente él, el responsable de la falla, el error
cualquiera sea, involucra a todos, esta traslación referente a las responsabilidades
fundamenta el principio de homogeneidad del grupo, en la victoria debemos mantener
la misma filosofía, ya que de alguna manera todos aportan a la concreción de las
situaciones que el juego propone. Siempre enfatizemos al equipo ante todo.

      Cabe acotar que el problema del temor, frente al tackle, al contacto con el piso
o al oponente es una situación emocional que se debe afrontar desde la más
temprana edad.

       Debemos lograr que el conjunto se mueva con armonía dentro del tiempo y el
espacio de uno con relación al compañero, al equipo, al oponente y al objeto balón,
predispuestos a responder a las señales que el juego propone, si trabajamos sobre el
sentido de la solidaridad y la confianza desde el yo al conjunto como parte de ese
conjunto, seguramente habremos conseguido que unas de las virtudes del equipo sea
el apoyo, tan predicado en el rugby de hoy.

       Esta tarea ardua y dificil no se completa en un año ni en dos por el solo hecho
de estar, sino que se va creando a traves del alimento cotidiano que nos da la
opinión, la cooperación, la tolerancia, la razón y la virtud esencial que emana a
partir de la aceptación del uno con el otro, sin importar tamaño, fuerza o rapidez,
tratando de saber quién es y quiénes son, respetando las consignas que forman
parte del rol que deben cumplir dentro y fuera del campo de juego como parte
individual de un conjunto, logrando de esta manera el poder confraternizar, en el
recorrido hacia la búsqueda de la identidad.

       La pelota es el instrumento que asocia a todos los jugadores que conforman un
encuentro deportivo, y su posesión marca al equipo que ataca con relación al que
defiende, estas circunstancias son cambiantes para uno y otro equipo, esto no implica
que el que mayor cantidad de tiempo la posea obtenga mejores resultados, lo
importante de estas situaciones es reconocer desde que actitudes planteamos el
tener la mayor parte del tiempo la pelota y hacer provechosa su utilización, y como
recuperarla cuando no se tiene.

       El hacer que el adolescente sienta y entienda que la importancia del juego, y la
alegría que el jugar implica, no solamente radica cuando tenemos la posesión del
balón, también tiene que ver y mucho con el tratar de recuperar el mismo. Crear en el
adolescente la convicción desde la ambición de conseguir lo apreciado dentro de
los límites que nos marcan las reglas del juego y la sociedad, en el marco de una
sana convivencia, reconociendo el esfuerzo que implica lograr los objetivos, en este
caso recuperar el balón. Como resultante entonces, entenderlo desde la
responsabilidad en cuanto a la posesión del mismo, no solo por el portador, sino
también por los apoyos.

        Hay que tener mucho cuidado que por querer cuidar y ser responsables por la
tenencia de la pelota, se llegue a un estado de mezquindad por temor a querer
utilizarla. Mucho tenemos que ver ante esta situación, debemos ser conscientes y
dejar que la fuerza del juego fluya en sentido positivo con la tolerancia y la paciencia
ante el error, que sientan la confianza y la seguridad que ofrece el adulto, apostando
siempre al dificil camino del saber hacer.

       En el transcurso de la relación entre el adolescente y el entrenador resulta un
problema habitual que los adultos en su gran mayoría no evaluan, la posibilidad de
que no exista un entendimiento recíproco entre jugador-entrenador, en síntesis, que
el adulto explicite lo que muchas veces él considera ya implícito, y es precisamente
que se alcanza a través de la palabra representada en la acción. Esto ocasiona
innumerables crisis, por la sencilla razón que el joven no percibe lo que el adulto
quiere significar, o bien el adulto “cree” que el joven lo tiene asumido y la no
realización del gesto o decisión sobre alguna situación específica del juego es por
mera desidia o desinterés, que es propio y característico del adolescente (14, 15 y 16
años). Concluyamos que el aprendizaje a través del juego y la palabra son los
motores para motivar y enseñar a nuestros jugadores.

       El punto máximo de simbolización del ser humano es la palabra.

         Para ejemplificar lo expuesto, nos referiremos a un diálogo entre entrenador y
jugador (17 años), Cuenta el entrenador a su joven escucha, que el secreto de este
juego radica en el saber observar las acciones de los oponentes, ya sea para
defender y para atacar respectivamente. Ante la mirada atenta del joven, el
entrenador lo interroga acerca de cuales serían los elementos necesarios e
indispensables para poder jugar un partido no solo de rugby, sino de cualquier
deporte, el joven dejó de mirar al entrenador y movió su cabeza hacia el frente con la
vista dirigida a algún lugar en situación pensante, mientras que el entrenador
sorprendido porque creía que la respuesta era obvia, decidió ayudarlo: la cancha...?,
si..., asiente el joven, el arbitro..., la pelota...?, continúa interrogando. Antes de que el
entrenador pudiera llegar a su objetivo, escuchar decir al jugador la palabra oponente,
la reflexión final del joven ya vencido, fué: la verdad es que nunca me lo habían
destacado.

       Durante este diálogo donde el entrenador fue guiando al adolescente para que
concluyera acerca de los elementos que se necesitan para la práctica de un deporte,
el joven no pudo abstraer la idea, el concepto, de “oponente”. Podemos arribar
entonces, a una simple conclusión: Ese jugador de 17 años y con aproximadamente 8
o 9 años en la práctica de este deporte, jamás intentó solucionar una situación del
juego mirando al oponente, en relación a su yo, sus compañeros y el objeto-balón.
A partir de esta interesante anécdota y de otras muchas falencias que se
presentan durante el proceso de enseñanza que a veces se sostiene, nos moviliza a
plantearnos el proceso de enseñanza-aprendizaje, acorde a la edad que hacemos
mención, la adolescencia o segunda fase de la pubertad.

       Es determinante crear un ambiente propicio para que el joven pueda responder
a los cuestionamientos que se producen en esta edad tan crítica, se puede decir que
el tema central de la adolescencia se basa en la búsqueda de la identidad, ya que
aún se siente niño, se desvaloriza, no sabe quien es, ni que quiere, ni como
relacionarse con el sexo opuesto, no reconoce su cuerpo, se siente inseguro. Estas
situaciones son de cuidado y el adulto debe saberlas controlar ya que representa un
referente importante en esta etapa de su vida.

       El adolescente convive tendencias sumamente contradictorias: desde la
inmovilidad más improductiva hasta la fertilidad prodigiosamente creativa; desde
actitudes infantiles hasta conductas sensatas y moderadas.

       Este es un período de rebeldía y reemplazará a su familia por un nuevo grupo
de pertenencia, en el que podrá opinar sin sentirse criticado, buscará un ámbito para
dedicarse en extremo, característica del adolescente para encontrar y desarrollar sus
inquietudes. Esto último es relevante pues nos marca una oportunidad más que
invalorable para encaminarlo en el deporte y poder desarrollar la formación de
actitudes y valores.

       Depende de nosotros los adultos, no pensar a los adolescentes como
“adultos”, sencillamente no están capacitados para serlo.

      Louise J. Kaplan, en Adolescencia, El adiós a la infancia, dice:
      “Ciertas nociones sobre la infancia la presentan meramente como una
edad dificil, una época caracterizada por un afán rebelde de destrucción o bien
una transición dolorosa entre la infancia y la adultez. Ultimamente se ha puesto
de moda considerarla como una invención social arbitraria, apenas digna de
ser estudiada. Yo voy a sostener el punto de vista que de la lucha personal del
adolescente por consolidar su sexualidad genital con la autoridad moral del
orden social, significa un renacimiento de las aspiraciones culturales y morales
de nuestra especie. Cada vez que una nueva generación de adolescentes se
dispone a tomar las riendas del orden social, ello trae consigo nuevas
esperanzas y nuevas posibilidades.

        Reconociendo estas características del adolescente, tomaremos elementos de
la anécdota descripta anteriormente, el juego, los compañeros, el arbitro, el público,
los oponentes, para que valore estos elementos que van a acompañarlo en su vida
deportiva, descubriendo por si mismo a traves de su poder para razonar en libertad,
una perspectiva personal con respecto al ámbito social que lo rodea, con las
infaltables críticas y cuestionamientos que seguramente nos propondrán, y que como
referentes, debemos estar atentos para ofrecerles alternativas válidas y positivas.

      Debe aprender a reconocer que éstos ingredientes son fundamentales para
que él pueda divertirse, sentir placer, gozar en libertad la oportunidad de sentirse
creador de un mundo de situaciones diversas que lo realzará a un plano superlativo
con su yo, pero sobre todas las cosas si todo esto lo siente desde el plano del
respeto por los oponentes, que no son sus enemigos por el solo hecho que tengan
otro color de camiseta, canalicemos de manera positiva su agresividad, que el
contacto con el oponente les permita obtener tan solo una ventaja deportiva
establecida por las reglas a favor del conjunto y no para desahogar sus angustias,
temores, y a veces impotencia, hay que recordarles siempre, los oponentes son el
espejo de ellos mismos.

        Analizar de manera objetiva porqué solucionan las distintas situaciones mejor
que nosotros, que no subestimen el accionar del oponente débil ni sentir temor del
fuerte, que aprendan a valorar sus virtudes, como reconocer sus debilidades y
plantear con inteligencia en qué valores nos debemos apoyar o en tal caso descubrir
para mejorar y madurar nuestro físico e intelecto solucionando desde el trabajo diario
las situaciones adversas que se les presentan.

       El árbitro, también forma parte de ese momento sublime de jugar, está en ellos
ser tolerantes y comprender que como ser humano puede equivocarse, hacerles ver
que el error es parte del hacer en el largo camino del aprendizaje y que nos devolverá
la fuerza el sentir que los demás son tolerantes con nosotros.

       Hagámoslos sentir agradecidos que sin ellos no habría partido, que gracias a
ellos podemos sentir el placer de crear una buena jugada, que por ellos podemos
medir si ese día crecimos un poco más, ser humildes en el triunfo y lograrlo dentro de
lo que nos permite el reglamento, aprender de los errores en la derrota, pero sobre
todas las cosas ganarnos el respeto del adversario.

       Ser generosos con el juego y (consecuentemente con el público), están ahí,
dispuestos a la lucha y con el gran privilegio que tienen de expresarse y ser
admirados, son los protagonistas indiscutidos, por esto y por ellos mismos logremos
que día a día pierdan sus miedos y que la mezquindad camine por la vereda opuesta
y que no sea parte de las herramientas que utilizarán para conseguir los distintos
objetivos de sus vidas. Enseñémosles que si dán, algún día recibirán.

       La evolución del rugby ha llegado a un punto en donde la división de forwards y
backs en la práctica ya no es la única posibilidad válida, hoy además el aprendizaje
del juego se realiza desde el concepto de la polifuncionalidad, o sea que todos sepan
hacer de todo cumpliendo el rol en relación a la situación que se debe resolver, como
por ejemplo un pilar ocupando un espacio, fijar a un oponente y pasar en forma
adecuada la pelota como el back más diestro, ó a un centro ¾ penetrando un ruck o
maul consolidando una posición de empuje.

       En esta franja de la adolescencia es prematuro definir el puesto que ocupará
un chico de 14 ó15 años en su adultez, seguramente habrá excepciones a esta
apreciación, lo que sí hay que desarrollar, es la posibilidad que el adolescente
adquiera vivencias de ver el juego ocupando distintos roles, esto ayudará a reconocer
y discernir las distintas responsabilidades que cada puesto requiere, potenciando una
visión más amplia y entendible de su posición con respecto a sus compañeros y los
oponentes.
Hay que tener en cuenta que el desarrollo del adolescente en esta etapa es
relevante, y todo esfuerzo que se le plantee tiene que tener relación al momento de
su desarrollo físico-psíquico, por esta razón se debe trabajar en conjunto con
profesionales que acompañen al entrenador en su dificil tarea de enseñar un deporte.

       En la adolescencia comienza un período de transformaciones hormonales, con
el aumento considerable de la testosterona, se manifiesta un diformismo sexual, es
decir, una diferencia entre los factores físicos del rendimiento, o incluso de las
medidas antropométricas, como ejemplo el aumento de la masa muscular que pasa
de un 27% al 40% en la adolescencia, y además provoca un incremento en la
capacidad anaeróbica.

       El rápido crecimiento en altura se ve reemplazado por un crecimiento más
marcado en anchura. Se armonizan las proporciones y permiten que mejoren las
facultades de coordinación. El aumento de la fuerza y de las capacidades de
almacenar y fijar esquemas gestuales, crean condiciones óptimas para la mejora de
la capacidad de rendimiento. Dado que, durante la adolescencia, la condición física y
la coordinación pueden aprenderse paralelamente con intensidad máxima, este
período representa una fase de mejora del rendimiento motor. Se aprenden más
rapidamente y se retienen mejor los movimientos más difíciles.

      El equilibrio de las proporciones corporales, la estabilización psíquica, la
elevación del nivel intelectual y una afinación de la capacidad de observación hacen
que la adolescencia sea una “edad de oro” para el aprendizaje. El aumento de la
capacidad psicofísica para soportar mayores cargas de entrenamiento y la gran
adaptabilidad del sistema nervioso central, típica de este período del crecimiento,
permite sostener un entrenamiento voluminoso e intenso.

      El entrenamiento del adolescente no es una reducción del entrenamiento
del adulto.

       Una de las instancias atractivas de este deporte es contemplar el juego de
backs en su máxima expresión. Cuando hablamos del juego de los tres cuartos
podemos compararlo con un conjunto de músicos en plena sesión, con tensión y
pasión, sienten que existen, se perciben, confían, son pacientes, respetando el
espacio y los tiempos, ocupando un instante en el momento glorioso, tienen vida
propia, que a su vez se proyecta en la armónia del conjunto con la audacia y el coraje
de saber ser y saber hacer, exaltando unas de las virtudes más sublimes de los seres
humanos, la libertad en comunión con la creatividad, que le dan el sentido a su
acción y les otorgan el derecho de perdurar en el tiempo.

       Si lo enfocamos en el juego de backs desde un concepto más específico,
podemos decir que el mismo es sincronización de movimientos, de lo individual a lo
colectivo, sujeto a un espacio con un tiempo disponible, para crear una situación de
duda y distracción dentro de la defensa.

      Si tomamos las características físicas durante el período de la adolescencia,
seguramente que llevar a la práctica esta teoría sobre el juego de backs, sería una
tarea más que dificil, pues dependemos en esencia de las posibilidades psicofísicas
de los jóvenes.

       Lo importante es ayudarlos a entender y preparar su físico, debido a las
situaciones cambiantes en el proceso de crecimiento del mismo, e incorporar
fuertemente en ellos una actitud agonística, perseverante, dentro de un ámbito de
fidelidad hacia el objetivo común. Formar un hombre digno, formar un deportista de
elite.

      Este momento del adolescente es el propicio para moldear el carácter,
aprovechar su permeabilidad ante las propuestas que les propongamos, con objetivos
claros y positivos, para esto se necesita un ámbito de confianza recíproca,
aceptando sus críticas o intercambiando ideas sobre las situaciones que se
produzcan dentro o fuera de un campo de deporte.

        La visión del juego para saber atacar y saber defender, a traves de la
percepción son las facetas más importantes que los adolescentes deben
comprender, porque lo que no se logre en esta etapa de su aprendizaje, concerniente
al movimiento del juego libre, será dificultoso en el futuro. Nuestro esfuerzo debe
estar dirigido a lograr trasladar el conocimiento del juego a partir de las reglas, con los
distintos métodos de aprendizaje, ofrecer la mayor cantidad de herramientas para que
sepan elegir la correcta en el momento oportuno, tendiente a solucionar las distintas
situaciónes que el juego ofrece. La sabiduría enriquece el intelecto y perfecciona el
hacer.

      Tomemos una acción fundamental del juego, el pase, herramienta básica del
juego de ¾, si solamente nos dedicamos a que el adolescente practique su técnica,
seguramente lograremos tener jugadores que sepan cómo pasar la pelota, pero esto
es una parte del arte de saber pasar, la virtud se esconde en el cuándo, y este
descubrimiento lo debe concretar el adolescente desde su perspectiva de cómo
observa el juego a partir de su interrelación con sus compañeros y el oponente, y
desde la óptica del educador a traves de la seguridad que le brinde en los momentos
de duda.

       Cuando veamos a nuestro equipo pasar la pelota con libertad, seguridad, y
alegría a pesar de los riesgos que esto implica, habremos conseguido que esos
adolescentes hayan descubierto que el compartir es el único modo por el cual se
conectan con sus semejantes entregando lo mejor de sí, y también que con el
movimiento de su cuerpo no solamente le trasladan la responsabilidad del balón al
compañero, sino algo más importante, le otorgan el derecho de poder elegir y
expresarse como ellos lo hicieron, en favor del conjunto, construyendo a traves de
cada situación de pase la unión de sus integrantes.

       Es importante que el jugador descubra que el juego de backs se conforma de
14 jugadores, porque si no contabilizamos dentro del juego al oponente, seguramente
les quedarán el porqué, cómo y cuándo sin contestar.

      Es importante que el adolescente entienda que una de las características de
cualquier juego o deporte es el engaño, pero aquel engaño que se produce por medio
de las habilidades (movimientos de evasión), destrezas (con el pase), o con la propia
carrera (cambio de ángulos de carrera, potencia), para desorganizar a la defensa,
manteniendo el orden de nuestro ataque. Y todas estas situaciones enmarcadas en la
sincronización de tiempo y espacio.

        Aquí reside el punto de comprender a traves de los movimientos de nuestros
compañeros, principalmente el portador de la pelota, del oponente y de los espacios
que se van creando, que lugar deben ocupar, y cuando es el momento de penetrar
esos espacios, y por donde es más conveniente, esta situación se irá perfeccionando
si el jugador que inicia un movimiento siente confianza y seguridad, que el equipo
está dispuesto a ser solidario para ayudarlo a resolver la situación que se planteó.

       El adolescente debe sentir que el juego del rugby se inicia con la lucha
individual que parte de la responsabilidad del rol que debe cumplir en el juego frente
al contrario (situación espejo), que luego trasiende hacia lo colectivo parcial hasta
convertirse en colectivo total. Esta situación agonística pondrá a prueba al
adolescente y nos dará un perfil de la fuerza mental que emana de su temperamento,
y que actitudes deberemos reforzar para potenciar su lucha.

       Del mismo modo pero en sentido inverso cuando somos nosotros los que
recibimos el ataque del oponente, mantener los espacios ocupados, con la firme
convicción y tenacidad de defender al equipo.

      La alternativa válida para solucionar una situación puntual del juego, es
respaldarla desde lo socio-afectivo, de lo individual, a lo colectivo parcial, a lo
colectivo total en un carácter transitivo.

        El desarrollo del deporte profesional que crece a pasos agigantados, y que
también esta inmerso dentro del concepto de globalización (lamentablemente solo
para algunos paises), me hace soñar que un día espere con ansias la televización de
un partido internacional, para apreciar a ese jugador de elite, super atleta, con las
capacidades físicas potenciadas a la máxima expresión, y con las destrezas
refinadas, que en algún momento fue un rebelde, pero en el fondo temeroso
adolescente, que formo parte de mi lista de asistencia y de mis trabajos de
planificación. Aquel que me desveló por tratar que entienda el porqué, el cómo, y el
cuándo de las cosas, aquel que un día me agradeció el haberle tolerado situaciones
límites y reconociendo a consciencia que uno tenía la razón, y le hizo tomar el camino
correcto.

       Saber que a pesar del éxito y el momento sublime por el que él esta pasando,
recordará aquellos entrenamientos en esa cancha dura, con poca luz, en el club que
le dio pertenencia, identidad y lo reconoció como parte de su historia y como otro de
sus hijos, que le dio la posibilidad de mostrarles ejemplos a seguir. Y en un gran
estadio con miles de espectadores, en algún instante fugaz por nuestras mentes
pensaremos... lo logramos.

     Seguramente que este sueño puede hacerse realidad, cuando ocurra
habremos logrado en el largo y dificultoso camino de la enseñanza-aprendizaje, el
objetivo planteado y para nuestro atleta, no habrá ni dinero ni fama que pueda
superar la convicción del saber quien es y de donde viene.




ACERCA DE LAS TEORÍAS
DE APRENDIZAJE



       Podemos decir que “enseñar” es un arte, que necesariamente debe
referenciarse en una Teoría del Aprendizaje que nos brinde información acerca del
sujeto que aprende, de sus procesos cognitivos, afectivo-sociales, motrices, de sus
potencialidades para aprender en un determinado momento de su desarrollo y no en
otro.

      Sostener nuestra práctica desde las Teorías Cognitivas del aprendizaje, con
los aportes de J. Piaget donde el “sujeto es el propio constructor de sus
conocimientos” y donde la relación sujeto-objeto de conocimiento es una relación
dinámica y no estática.

      Los aportes de Vigotsky con su teoría socio-histórica, donde el sujeto
“comprende y adquiere conceptos a partir del encuentro con el mundo físico y social y
por sobre todo en la interacción con las personas que lo rodean”.

       El aprendizaje por descubrimiento de Bruner, donde se revaloriza el lugar del
adulto como “guía”, “mostrador”, “mediador” en este complejo e inacabable “tiempo de
enseñar y aprender”.

      Siguiendo también a Ausubel, quien postula que “el verdadero aprendizaje es
el significativo”, aludiendo a la posibilidad del sujeto de establecer relaciones
“sustantivas y no arbitrarias” entre lo nuevo que se aprende y lo que el sujeto ya
conoce.

       En síntesis, nos apoyamos y respondemos desde el marco de las teorías
cognitivas planteadas por grandes pensadores, creando un tiempo y un espacio
propicio y adecuado para la práctica deportiva donde se posibilite la creatividad, la
libertad, la alegría, la curiosidad y el placer de poder expresarse dentro de un clima
de respeto y estima por el otro.
Arbitrar diferentes dinámicas de agrupamiento donde sea valioso el trabajo
individual, que respeta las diferencias (el talentoso y el que no lo es tanto) por
pequeños grupos y de enseñanza recíproca ( donde existe el doble rol, aprendo y
corrijo) y también lo grupal y o colectivo (donde todos nos dirigimos hacia un mismo
                                            1
objetivo).

       La enseñanza y el aprendizaje de un deporte requiere también de la selección
adecuada de las estrategias que conduzcan a alcanzar los resultados previstos, “ la
resolución de problemas”, por ejemplo: donde planteada una situación de juego, se
busque la manera mas eficaz y económica de solución, y o “por descubrimiento
guiado”, donde dada una consigna general se van indicando algunas pautas que
orientan al juego.



UN IDEAL DE ENTRENADOR



       Coherencia. Primera virtud o cualidad, que no es fácil de ser creada.
Coherencia entre el discurso que se habla y la práctica que debería estar confirmando
el discurso. Esto enfatiza la necesidad de disminuir la distancia entre el discurso y la
práctica.

      La Palabra y el Silencio. Se trata de trabajar ésta tensión permanente que se
crea entre la palabra del entrenador y el silencio del entrenado, entre la palabra de los
entrenados y el silencio del entrenador. Si uno no trabaja bién esta tensión, puede
que su palabra termine por sugerir el silencio permanente de los entrenados.

       Teoría y Práctica. Otra virtud es la de vivir intensamente la relación profunda
entre la práctica y la teoría, no como opuestas, sino como unidad. De tal manera que
la práctica no pueda prescindir de la teoría, y pensar la práctica para, teóricamente,
poder mejorarla.



                                                      Ignacio J. Gattarello

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Rugby educacion y deporte.

  • 1. El Juego: En la infancia, adolescencia, y porque no incluír en la juventud adulta, el juego a traves de su acción motora e intelectual, de su libertad, espontaneidad y placer, nos ofrece la posibilidad de transferir ideas y fundamentalmente ejercitar el instante de pensar y decidir con convicción, para resolver situaciones traumáticas. El juego es el conductor de nuestras relaciones socio-afectivas con nuestros semejantes, el medio natural con el cual podemos expresarnos en libertad y aprender a convivir y a reconocer qué somos y cómo somos, Mediante el acto de jugar podemos reconocer las distintas facetas del individuo en su máxima expresión como elemento sociabilizador, desnuda sus sentidos y nos aproxima a reconocer su carácter y temperamento frente a sus semejantes, que luego servirá para construir la transformación adecuada. Aquí debemos detenernos y dar una definición con respecto a la palabra juego ya que es parte importante del enseñar,... según Johan Huizinga: Resumiendo, podemos decir, por tanto, que el juego, en su aspecto formal, es una acción libre ejecutada “como si” y sentido como situada fuera de la vida corriente, pero que, a pesar de todo, puede absorver por completo al jugador, sin que haya en ella ningún interés material ni se obtenga en ella provecho alguno, que se ejecuta dentro de un determinado tiempo y de un determinado espacio, que se desarrolla en un orden sometido a reglas y que origina asociaciones que propenden a rodearse de misterio o a disfrazarse para destacarse del mundo habitual. Inmediatamente debemos mencionar otro concepto que está estrechamente ligado con la palabra juego, y es el ganar. Éste se presenta cuando se juega con otro. Johan Huizinga lo define como:
  • 2. ” mostrarse, en el desenlace de un juego, superior a otro. Pero la validez de esta superioridad patentizada propende a convertirse en una superioridad en general. Y, con esto, vemos que se ha ganado algo más que el juego mismo. Se ha ganado prestigio, honor, y este prestigio y honor benefician a todo un grupo a que pertenece el ganador”. Aquí reside otra propiedad importante del juego: el éxito logrado se puede transmitir, en alto grado, del individuo al grupo. Pero hay todavía otro rasgo mas importante: en el instinto agonal no se trata, en primer lugar, de la voluntad de poderío o de dominación. Lo primario es la exigencia de exceder a los demás, de ser el primero y ser honrado como tal. La cuestión de si, como consecuencia, es el individuo o el grupo quien aumenta su poder, es mas bien secundaria. Lo principal es haber ganado. Es importante detenernos para aclarar el sentido de la palabra agon, proveniente del griego, “en todo un grupo de juegos aparece como competencia, es decir, como una lucha en que la igualdad de oportunidades se crea artificialmente para que los antagonistas se enfrenten en condiciones ideales, con posibilidad de dar un valor preciso e indiscutible al triunfo del vencedor. Por tanto, siempre se trata de una rivalidad en torno a una sola cualidad (rapidez, resistencia, vigor, memoria, habilidad, ingenio, etc.), que se ejerce dentro de límites definidos y sin ninguna ayuda exterior, de tal suerte que el ganador aparezca como el mejor en cierta categoría de proezas”. Que sencillo sería si con el solo hecho de invocar la palabra ganar, la única acción que tendrían que afrontar nuestros discípulos sería la de simplemente cambiarse y cumplir con la ceremonia del calentamiento, la entrada a la cancha y el silbato final del encuentro. En las distintas situaciones de la vida y en relación a nuestro desarrollo intelectual, diseñamos la planificación de cómo lograr los objetivos que nos proponemos, en relación al conocomiento de nuestro propio ser, porque esto es parte de la fuerza natural del hombre y motivo de su existencia en su paso por la vida. Se puede conseguir lo deseado con el esfuerzo correspondiente, manteniendo el respeto por los demás que desean lo mismo, la paciencia y la perseverancia para acatar los tiempos necesarios para capacitarnos, y conseguir la seguridad y la confianza en uno mismo para aplicarla en el lugar y en el momento exacto. No hay nada absoluto todo tiene una excepción. Si lo trasladamos al juego del rugby arribamos a la misma conclusión (recordemos que siempre hay excepciones a la regla), el ganar no depende de la voluntad por lograr esa palabra tan sagrada y venerada, que a veces hace tanto daño si no se está totalmente convencido que primero debemos prepararnos para conseguir tan ansiado premio, dicho en el sentido abstracto, pero es ahí donde está el nudo del problema, porque potencializamos eso abstracto, intangible, que no podemos ver ni tocar y que se convierte en cimiento indispensable de las convicciones para “enseñar”. Si en cambio observamos y poseemos la capacidad de percibir con sensibilidad e inteligencia podremos encontrar una salida que se acerca a la virtud, y es el trabajo cotidiano, con las cosas que estan, que existen, que podemos ver y tocar, enseñando a construir desde los valores más relevantes del universo,
  • 3. como resolver cada situación traumática a la que se está expuesto diariamente, solo así habremos creado un ámbito que seguramente nos enfoque desde un punto de vista más real y consistente el camino no solo hacia el logro anhelado sino algo más importante, la certeza de haber luchado dentro de las pautas de convivencia. Para ganar hay un largo camino, y se construye día a día. El Deporte El Ejercicio del Deporte es una forma de Juego Creador, todo juego es entendido como una actividad abierta a todas las personas y a las reglas que le sirven de cauce, de ahí se rescata su gran valor formativo. Considerado El Deporte como conjunto de situaciones motrices codificadas, cuyas reglas y formas de competencia han sido institucionalizadas, reconocidas y significadas cultural y socialmente. La principal virtud educativa del deporte reside en su carácter de juego y en las exigencias que plantea la capacidad de adaptarse a situaciones cambiantes y nuevas. Si se impide su vivencia y percepción como totalidad dinámica en cuyo contexto, y sólo en cuyo contexto, puede constituirse la inteligencia del juego, se lo reduce a sus aspectos técnicos, el deporte pierde por lo tanto su potencia pedagógica cuanto su interés por parte de los adolescentes. Consecuentemente, las técnicas de movimiento específicas deben entenderse en su carácter de instrumentos útiles para la resolución eficiente y económica de las situaciones motrices que el deporte plantea, y analizarse en contexto reglamentario y táctico. Una forma práctica y básica para comprender el concepto inicial del deporte, y remitirnos luego a sus dimensiones en la adolescencia, es referirse a la definición del deportólogo italiano Ferruccio Antonelli, que señala: Es deporte cualquier actividad humana que incluya en forma integrada, tres elementos: JUEGO, AGONISMO Y MOVIMIENTO. Para muchos esta definición es precaria, debido a la evolución del deporte a su reglamentación, que cierran mejor la idea de deporte...del deporte considerado altamente reglado. Pero lo fundamental de esta definición es que su amplitud radica en la posibilidad de incluir a todas las formas de actividad deportiva... incluso las que no son reglamentadas. Recurriendo a una forma gráfica explicitamos la definición: MOVIMIENTO AGONISMO JUEGO
  • 4. El deporte de rendimiento es la forma que asume la actividad, muy fuertemente afianzada en la cultura deportiva actual, y el factor privilegiado es el agonístico. (recordemos la definición de agon) Agonismo implica esfuerzo, una actitud de superación permanente, orientada en dos direcciones, la mayoría de las veces confluentes: por una parte, la intención de superar la problemática desafiante, el obstáculo, el record, y por la otra, ganarle al oponente, vencerlo en competición directa o indirecta. Este es el objetivo fundamental: el triunfo en la competición. AGONISMO MOVIMIENTO JUEGO Habida cuenta de la evolución del concepto de Deporte para Todos, que en un principio se identificaba con la versión recreativa, opuesta al deporte convencional, competitivo o federativo, y hoy se acepta una interpretación de carácter comprensivo no excluyente, debemos definir al deporte desde sus características intrínsecas salientes. Esta dimención deportiva surge como una atractiva forma de recrearse y alcanzar la plenitud corporal. La inexistencia del rigor y presión del exterior en cuanto a la obtención de resultados como agregado al hecho de jugar, acentúa el placer y la satisfacción de la práctica por la práctica misma. Posición de los factores: JUEGO MOVIMIENTO AGONISMO Estas perspectivas del deporte son claras y marcan de manera precisa la diferencia entre deporte de alto rendimiento y el juego como elemento educativo, y se debe tomar conciencia de ello, si realmante nos consideramos educadores.
  • 5. Debemos ser realistas y entender que la formación de un deportista de elite lleva tiempo, paciencia, perseverancia, tolerancia y podríamos seguir nombrando otros valores que serán necesarios fomentar en el espíritu del joven para lograr ser, que hacen también a la convivencia diaria, en un juego de carácter recíproco, adolescente-adulto. Transmitir el conocimiento para la resolución de las situaciones que el juego, y la vida misma plantean. De forma paralela producir la transformación corporal, entrenando las cualidades físicas básicas, respetando los tiempos de desarrollo físico-psíquico del adolescente, que en la franja etárea de los 14 a los 16 años es significativamente conflictiva. Uno de los errores que se comete muy a menudo, es el creer que estamos tratando con adultos y les exigimos que realicen y resuelvan situaciones que ni su cuerpo ni su psique están en condiciones de resolver aún. Esto significa anteponer los propósitos del adulto-educador ante los tiempos necesarios de aprendizaje, y corriendo el riesgo de colocar en un estado de frustación al adolescente. Marcamos de ésta manera la diferencia entre los que entrenan situaciones puntuales del juego, donde interviene la orden, con una única respuesta, con los que enseñan a ver situaciones temporo-espaciales, o la interrelación entre el yo individual, mis compañeros, los oponentes y el objeto-balón, donde la premisa fundamental es que el joven a traves de su creatividad, talento y libertad, siempre respetando las reglas, llegue a la solución del problema. Entrenar para ganar, ó enseñar a jugar para ganar El Rugby El Rugby es considerado como un deporte de contacto, de conjunto y de pelota. Esta definición si bien simple, puntualiza y exalta los tres elementos fundamentales de este deporte, y enunciados por orden de importancia, de los cuales fluyen una infinidad de situaciones simultáneas, y donde cada una de ellas prevalece sobre las otras con respecto al lugar y al espacio en que se producen, secuencias casi ininterrumpidas dotadas de lucha, por la posesión del balón, destrezas en el manejo de la pelota, y el cuerpo, y armonía de movimientos en el conjunto de los jugadores. Es muy común en esta edad de 14, 15 años, encontrar a chicos con un desarrollo precoz (acelerado), en la marcha de los acontecimientos inherentes al crecimiento, esto hace que la capacidad de rendimiento y la aptitud para el esfuerzo sean superiores en todos los aspectos de la condición física entre estos adolescentes precoces y los de crecimiento normal, (fuerza, velocidad, resistencia general). Debido a esta circunstancia surge un problema socio-emocional profundo, el temor al contacto hacia el que es mas fuerte, mas rápido, llegando al punto de la frustración frente a sus compañeros y a sí mismo.
  • 6. Reconocer por parte del adolescente esa superioridad es una buena señal que indica la situación a la que se debe enfrentar, y el modo de llegar a la solución es a traves de la decisión de llevar a cabo la acción con la cuota de valor y coraje que él y solo él encontrará en sí mismo en el momento que se necesite, pero en igual medida con la solidaridad y el soporte de sus compañeros, apuntalando su presencia en el campo de juego, reconociendo que no esta solo y que cualquiera de ellos estará cerca para extenderle una mano. No es tarea facil, no existe un tiempo determinado que el educador pueda manejar, sí mostrarle la confianza necesaria haciéndolo sentir partícipe del equipo. Debemos ayudarlo a que descubra saber defenderse y así defenderá al conjunto. Como también, que no es solamente él, el responsable de la falla, el error cualquiera sea, involucra a todos, esta traslación referente a las responsabilidades fundamenta el principio de homogeneidad del grupo, en la victoria debemos mantener la misma filosofía, ya que de alguna manera todos aportan a la concreción de las situaciones que el juego propone. Siempre enfatizemos al equipo ante todo. Cabe acotar que el problema del temor, frente al tackle, al contacto con el piso o al oponente es una situación emocional que se debe afrontar desde la más temprana edad. Debemos lograr que el conjunto se mueva con armonía dentro del tiempo y el espacio de uno con relación al compañero, al equipo, al oponente y al objeto balón, predispuestos a responder a las señales que el juego propone, si trabajamos sobre el sentido de la solidaridad y la confianza desde el yo al conjunto como parte de ese conjunto, seguramente habremos conseguido que unas de las virtudes del equipo sea el apoyo, tan predicado en el rugby de hoy. Esta tarea ardua y dificil no se completa en un año ni en dos por el solo hecho de estar, sino que se va creando a traves del alimento cotidiano que nos da la opinión, la cooperación, la tolerancia, la razón y la virtud esencial que emana a partir de la aceptación del uno con el otro, sin importar tamaño, fuerza o rapidez, tratando de saber quién es y quiénes son, respetando las consignas que forman parte del rol que deben cumplir dentro y fuera del campo de juego como parte individual de un conjunto, logrando de esta manera el poder confraternizar, en el recorrido hacia la búsqueda de la identidad. La pelota es el instrumento que asocia a todos los jugadores que conforman un encuentro deportivo, y su posesión marca al equipo que ataca con relación al que defiende, estas circunstancias son cambiantes para uno y otro equipo, esto no implica que el que mayor cantidad de tiempo la posea obtenga mejores resultados, lo importante de estas situaciones es reconocer desde que actitudes planteamos el tener la mayor parte del tiempo la pelota y hacer provechosa su utilización, y como recuperarla cuando no se tiene. El hacer que el adolescente sienta y entienda que la importancia del juego, y la alegría que el jugar implica, no solamente radica cuando tenemos la posesión del balón, también tiene que ver y mucho con el tratar de recuperar el mismo. Crear en el
  • 7. adolescente la convicción desde la ambición de conseguir lo apreciado dentro de los límites que nos marcan las reglas del juego y la sociedad, en el marco de una sana convivencia, reconociendo el esfuerzo que implica lograr los objetivos, en este caso recuperar el balón. Como resultante entonces, entenderlo desde la responsabilidad en cuanto a la posesión del mismo, no solo por el portador, sino también por los apoyos. Hay que tener mucho cuidado que por querer cuidar y ser responsables por la tenencia de la pelota, se llegue a un estado de mezquindad por temor a querer utilizarla. Mucho tenemos que ver ante esta situación, debemos ser conscientes y dejar que la fuerza del juego fluya en sentido positivo con la tolerancia y la paciencia ante el error, que sientan la confianza y la seguridad que ofrece el adulto, apostando siempre al dificil camino del saber hacer. En el transcurso de la relación entre el adolescente y el entrenador resulta un problema habitual que los adultos en su gran mayoría no evaluan, la posibilidad de que no exista un entendimiento recíproco entre jugador-entrenador, en síntesis, que el adulto explicite lo que muchas veces él considera ya implícito, y es precisamente que se alcanza a través de la palabra representada en la acción. Esto ocasiona innumerables crisis, por la sencilla razón que el joven no percibe lo que el adulto quiere significar, o bien el adulto “cree” que el joven lo tiene asumido y la no realización del gesto o decisión sobre alguna situación específica del juego es por mera desidia o desinterés, que es propio y característico del adolescente (14, 15 y 16 años). Concluyamos que el aprendizaje a través del juego y la palabra son los motores para motivar y enseñar a nuestros jugadores. El punto máximo de simbolización del ser humano es la palabra. Para ejemplificar lo expuesto, nos referiremos a un diálogo entre entrenador y jugador (17 años), Cuenta el entrenador a su joven escucha, que el secreto de este juego radica en el saber observar las acciones de los oponentes, ya sea para defender y para atacar respectivamente. Ante la mirada atenta del joven, el entrenador lo interroga acerca de cuales serían los elementos necesarios e indispensables para poder jugar un partido no solo de rugby, sino de cualquier deporte, el joven dejó de mirar al entrenador y movió su cabeza hacia el frente con la vista dirigida a algún lugar en situación pensante, mientras que el entrenador sorprendido porque creía que la respuesta era obvia, decidió ayudarlo: la cancha...?, si..., asiente el joven, el arbitro..., la pelota...?, continúa interrogando. Antes de que el entrenador pudiera llegar a su objetivo, escuchar decir al jugador la palabra oponente, la reflexión final del joven ya vencido, fué: la verdad es que nunca me lo habían destacado. Durante este diálogo donde el entrenador fue guiando al adolescente para que concluyera acerca de los elementos que se necesitan para la práctica de un deporte, el joven no pudo abstraer la idea, el concepto, de “oponente”. Podemos arribar entonces, a una simple conclusión: Ese jugador de 17 años y con aproximadamente 8 o 9 años en la práctica de este deporte, jamás intentó solucionar una situación del juego mirando al oponente, en relación a su yo, sus compañeros y el objeto-balón.
  • 8. A partir de esta interesante anécdota y de otras muchas falencias que se presentan durante el proceso de enseñanza que a veces se sostiene, nos moviliza a plantearnos el proceso de enseñanza-aprendizaje, acorde a la edad que hacemos mención, la adolescencia o segunda fase de la pubertad. Es determinante crear un ambiente propicio para que el joven pueda responder a los cuestionamientos que se producen en esta edad tan crítica, se puede decir que el tema central de la adolescencia se basa en la búsqueda de la identidad, ya que aún se siente niño, se desvaloriza, no sabe quien es, ni que quiere, ni como relacionarse con el sexo opuesto, no reconoce su cuerpo, se siente inseguro. Estas situaciones son de cuidado y el adulto debe saberlas controlar ya que representa un referente importante en esta etapa de su vida. El adolescente convive tendencias sumamente contradictorias: desde la inmovilidad más improductiva hasta la fertilidad prodigiosamente creativa; desde actitudes infantiles hasta conductas sensatas y moderadas. Este es un período de rebeldía y reemplazará a su familia por un nuevo grupo de pertenencia, en el que podrá opinar sin sentirse criticado, buscará un ámbito para dedicarse en extremo, característica del adolescente para encontrar y desarrollar sus inquietudes. Esto último es relevante pues nos marca una oportunidad más que invalorable para encaminarlo en el deporte y poder desarrollar la formación de actitudes y valores. Depende de nosotros los adultos, no pensar a los adolescentes como “adultos”, sencillamente no están capacitados para serlo. Louise J. Kaplan, en Adolescencia, El adiós a la infancia, dice: “Ciertas nociones sobre la infancia la presentan meramente como una edad dificil, una época caracterizada por un afán rebelde de destrucción o bien una transición dolorosa entre la infancia y la adultez. Ultimamente se ha puesto de moda considerarla como una invención social arbitraria, apenas digna de ser estudiada. Yo voy a sostener el punto de vista que de la lucha personal del adolescente por consolidar su sexualidad genital con la autoridad moral del orden social, significa un renacimiento de las aspiraciones culturales y morales de nuestra especie. Cada vez que una nueva generación de adolescentes se dispone a tomar las riendas del orden social, ello trae consigo nuevas esperanzas y nuevas posibilidades. Reconociendo estas características del adolescente, tomaremos elementos de la anécdota descripta anteriormente, el juego, los compañeros, el arbitro, el público, los oponentes, para que valore estos elementos que van a acompañarlo en su vida deportiva, descubriendo por si mismo a traves de su poder para razonar en libertad, una perspectiva personal con respecto al ámbito social que lo rodea, con las infaltables críticas y cuestionamientos que seguramente nos propondrán, y que como referentes, debemos estar atentos para ofrecerles alternativas válidas y positivas. Debe aprender a reconocer que éstos ingredientes son fundamentales para que él pueda divertirse, sentir placer, gozar en libertad la oportunidad de sentirse
  • 9. creador de un mundo de situaciones diversas que lo realzará a un plano superlativo con su yo, pero sobre todas las cosas si todo esto lo siente desde el plano del respeto por los oponentes, que no son sus enemigos por el solo hecho que tengan otro color de camiseta, canalicemos de manera positiva su agresividad, que el contacto con el oponente les permita obtener tan solo una ventaja deportiva establecida por las reglas a favor del conjunto y no para desahogar sus angustias, temores, y a veces impotencia, hay que recordarles siempre, los oponentes son el espejo de ellos mismos. Analizar de manera objetiva porqué solucionan las distintas situaciones mejor que nosotros, que no subestimen el accionar del oponente débil ni sentir temor del fuerte, que aprendan a valorar sus virtudes, como reconocer sus debilidades y plantear con inteligencia en qué valores nos debemos apoyar o en tal caso descubrir para mejorar y madurar nuestro físico e intelecto solucionando desde el trabajo diario las situaciones adversas que se les presentan. El árbitro, también forma parte de ese momento sublime de jugar, está en ellos ser tolerantes y comprender que como ser humano puede equivocarse, hacerles ver que el error es parte del hacer en el largo camino del aprendizaje y que nos devolverá la fuerza el sentir que los demás son tolerantes con nosotros. Hagámoslos sentir agradecidos que sin ellos no habría partido, que gracias a ellos podemos sentir el placer de crear una buena jugada, que por ellos podemos medir si ese día crecimos un poco más, ser humildes en el triunfo y lograrlo dentro de lo que nos permite el reglamento, aprender de los errores en la derrota, pero sobre todas las cosas ganarnos el respeto del adversario. Ser generosos con el juego y (consecuentemente con el público), están ahí, dispuestos a la lucha y con el gran privilegio que tienen de expresarse y ser admirados, son los protagonistas indiscutidos, por esto y por ellos mismos logremos que día a día pierdan sus miedos y que la mezquindad camine por la vereda opuesta y que no sea parte de las herramientas que utilizarán para conseguir los distintos objetivos de sus vidas. Enseñémosles que si dán, algún día recibirán. La evolución del rugby ha llegado a un punto en donde la división de forwards y backs en la práctica ya no es la única posibilidad válida, hoy además el aprendizaje del juego se realiza desde el concepto de la polifuncionalidad, o sea que todos sepan hacer de todo cumpliendo el rol en relación a la situación que se debe resolver, como por ejemplo un pilar ocupando un espacio, fijar a un oponente y pasar en forma adecuada la pelota como el back más diestro, ó a un centro ¾ penetrando un ruck o maul consolidando una posición de empuje. En esta franja de la adolescencia es prematuro definir el puesto que ocupará un chico de 14 ó15 años en su adultez, seguramente habrá excepciones a esta apreciación, lo que sí hay que desarrollar, es la posibilidad que el adolescente adquiera vivencias de ver el juego ocupando distintos roles, esto ayudará a reconocer y discernir las distintas responsabilidades que cada puesto requiere, potenciando una visión más amplia y entendible de su posición con respecto a sus compañeros y los oponentes.
  • 10. Hay que tener en cuenta que el desarrollo del adolescente en esta etapa es relevante, y todo esfuerzo que se le plantee tiene que tener relación al momento de su desarrollo físico-psíquico, por esta razón se debe trabajar en conjunto con profesionales que acompañen al entrenador en su dificil tarea de enseñar un deporte. En la adolescencia comienza un período de transformaciones hormonales, con el aumento considerable de la testosterona, se manifiesta un diformismo sexual, es decir, una diferencia entre los factores físicos del rendimiento, o incluso de las medidas antropométricas, como ejemplo el aumento de la masa muscular que pasa de un 27% al 40% en la adolescencia, y además provoca un incremento en la capacidad anaeróbica. El rápido crecimiento en altura se ve reemplazado por un crecimiento más marcado en anchura. Se armonizan las proporciones y permiten que mejoren las facultades de coordinación. El aumento de la fuerza y de las capacidades de almacenar y fijar esquemas gestuales, crean condiciones óptimas para la mejora de la capacidad de rendimiento. Dado que, durante la adolescencia, la condición física y la coordinación pueden aprenderse paralelamente con intensidad máxima, este período representa una fase de mejora del rendimiento motor. Se aprenden más rapidamente y se retienen mejor los movimientos más difíciles. El equilibrio de las proporciones corporales, la estabilización psíquica, la elevación del nivel intelectual y una afinación de la capacidad de observación hacen que la adolescencia sea una “edad de oro” para el aprendizaje. El aumento de la capacidad psicofísica para soportar mayores cargas de entrenamiento y la gran adaptabilidad del sistema nervioso central, típica de este período del crecimiento, permite sostener un entrenamiento voluminoso e intenso. El entrenamiento del adolescente no es una reducción del entrenamiento del adulto. Una de las instancias atractivas de este deporte es contemplar el juego de backs en su máxima expresión. Cuando hablamos del juego de los tres cuartos podemos compararlo con un conjunto de músicos en plena sesión, con tensión y pasión, sienten que existen, se perciben, confían, son pacientes, respetando el espacio y los tiempos, ocupando un instante en el momento glorioso, tienen vida propia, que a su vez se proyecta en la armónia del conjunto con la audacia y el coraje de saber ser y saber hacer, exaltando unas de las virtudes más sublimes de los seres humanos, la libertad en comunión con la creatividad, que le dan el sentido a su acción y les otorgan el derecho de perdurar en el tiempo. Si lo enfocamos en el juego de backs desde un concepto más específico, podemos decir que el mismo es sincronización de movimientos, de lo individual a lo colectivo, sujeto a un espacio con un tiempo disponible, para crear una situación de duda y distracción dentro de la defensa. Si tomamos las características físicas durante el período de la adolescencia, seguramente que llevar a la práctica esta teoría sobre el juego de backs, sería una
  • 11. tarea más que dificil, pues dependemos en esencia de las posibilidades psicofísicas de los jóvenes. Lo importante es ayudarlos a entender y preparar su físico, debido a las situaciones cambiantes en el proceso de crecimiento del mismo, e incorporar fuertemente en ellos una actitud agonística, perseverante, dentro de un ámbito de fidelidad hacia el objetivo común. Formar un hombre digno, formar un deportista de elite. Este momento del adolescente es el propicio para moldear el carácter, aprovechar su permeabilidad ante las propuestas que les propongamos, con objetivos claros y positivos, para esto se necesita un ámbito de confianza recíproca, aceptando sus críticas o intercambiando ideas sobre las situaciones que se produzcan dentro o fuera de un campo de deporte. La visión del juego para saber atacar y saber defender, a traves de la percepción son las facetas más importantes que los adolescentes deben comprender, porque lo que no se logre en esta etapa de su aprendizaje, concerniente al movimiento del juego libre, será dificultoso en el futuro. Nuestro esfuerzo debe estar dirigido a lograr trasladar el conocimiento del juego a partir de las reglas, con los distintos métodos de aprendizaje, ofrecer la mayor cantidad de herramientas para que sepan elegir la correcta en el momento oportuno, tendiente a solucionar las distintas situaciónes que el juego ofrece. La sabiduría enriquece el intelecto y perfecciona el hacer. Tomemos una acción fundamental del juego, el pase, herramienta básica del juego de ¾, si solamente nos dedicamos a que el adolescente practique su técnica, seguramente lograremos tener jugadores que sepan cómo pasar la pelota, pero esto es una parte del arte de saber pasar, la virtud se esconde en el cuándo, y este descubrimiento lo debe concretar el adolescente desde su perspectiva de cómo observa el juego a partir de su interrelación con sus compañeros y el oponente, y desde la óptica del educador a traves de la seguridad que le brinde en los momentos de duda. Cuando veamos a nuestro equipo pasar la pelota con libertad, seguridad, y alegría a pesar de los riesgos que esto implica, habremos conseguido que esos adolescentes hayan descubierto que el compartir es el único modo por el cual se conectan con sus semejantes entregando lo mejor de sí, y también que con el movimiento de su cuerpo no solamente le trasladan la responsabilidad del balón al compañero, sino algo más importante, le otorgan el derecho de poder elegir y expresarse como ellos lo hicieron, en favor del conjunto, construyendo a traves de cada situación de pase la unión de sus integrantes. Es importante que el jugador descubra que el juego de backs se conforma de 14 jugadores, porque si no contabilizamos dentro del juego al oponente, seguramente les quedarán el porqué, cómo y cuándo sin contestar. Es importante que el adolescente entienda que una de las características de cualquier juego o deporte es el engaño, pero aquel engaño que se produce por medio
  • 12. de las habilidades (movimientos de evasión), destrezas (con el pase), o con la propia carrera (cambio de ángulos de carrera, potencia), para desorganizar a la defensa, manteniendo el orden de nuestro ataque. Y todas estas situaciones enmarcadas en la sincronización de tiempo y espacio. Aquí reside el punto de comprender a traves de los movimientos de nuestros compañeros, principalmente el portador de la pelota, del oponente y de los espacios que se van creando, que lugar deben ocupar, y cuando es el momento de penetrar esos espacios, y por donde es más conveniente, esta situación se irá perfeccionando si el jugador que inicia un movimiento siente confianza y seguridad, que el equipo está dispuesto a ser solidario para ayudarlo a resolver la situación que se planteó. El adolescente debe sentir que el juego del rugby se inicia con la lucha individual que parte de la responsabilidad del rol que debe cumplir en el juego frente al contrario (situación espejo), que luego trasiende hacia lo colectivo parcial hasta convertirse en colectivo total. Esta situación agonística pondrá a prueba al adolescente y nos dará un perfil de la fuerza mental que emana de su temperamento, y que actitudes deberemos reforzar para potenciar su lucha. Del mismo modo pero en sentido inverso cuando somos nosotros los que recibimos el ataque del oponente, mantener los espacios ocupados, con la firme convicción y tenacidad de defender al equipo. La alternativa válida para solucionar una situación puntual del juego, es respaldarla desde lo socio-afectivo, de lo individual, a lo colectivo parcial, a lo colectivo total en un carácter transitivo. El desarrollo del deporte profesional que crece a pasos agigantados, y que también esta inmerso dentro del concepto de globalización (lamentablemente solo para algunos paises), me hace soñar que un día espere con ansias la televización de un partido internacional, para apreciar a ese jugador de elite, super atleta, con las capacidades físicas potenciadas a la máxima expresión, y con las destrezas refinadas, que en algún momento fue un rebelde, pero en el fondo temeroso adolescente, que formo parte de mi lista de asistencia y de mis trabajos de planificación. Aquel que me desveló por tratar que entienda el porqué, el cómo, y el cuándo de las cosas, aquel que un día me agradeció el haberle tolerado situaciones límites y reconociendo a consciencia que uno tenía la razón, y le hizo tomar el camino correcto. Saber que a pesar del éxito y el momento sublime por el que él esta pasando, recordará aquellos entrenamientos en esa cancha dura, con poca luz, en el club que le dio pertenencia, identidad y lo reconoció como parte de su historia y como otro de sus hijos, que le dio la posibilidad de mostrarles ejemplos a seguir. Y en un gran estadio con miles de espectadores, en algún instante fugaz por nuestras mentes pensaremos... lo logramos. Seguramente que este sueño puede hacerse realidad, cuando ocurra habremos logrado en el largo y dificultoso camino de la enseñanza-aprendizaje, el
  • 13. objetivo planteado y para nuestro atleta, no habrá ni dinero ni fama que pueda superar la convicción del saber quien es y de donde viene. ACERCA DE LAS TEORÍAS DE APRENDIZAJE Podemos decir que “enseñar” es un arte, que necesariamente debe referenciarse en una Teoría del Aprendizaje que nos brinde información acerca del sujeto que aprende, de sus procesos cognitivos, afectivo-sociales, motrices, de sus potencialidades para aprender en un determinado momento de su desarrollo y no en otro. Sostener nuestra práctica desde las Teorías Cognitivas del aprendizaje, con los aportes de J. Piaget donde el “sujeto es el propio constructor de sus conocimientos” y donde la relación sujeto-objeto de conocimiento es una relación dinámica y no estática. Los aportes de Vigotsky con su teoría socio-histórica, donde el sujeto “comprende y adquiere conceptos a partir del encuentro con el mundo físico y social y por sobre todo en la interacción con las personas que lo rodean”. El aprendizaje por descubrimiento de Bruner, donde se revaloriza el lugar del adulto como “guía”, “mostrador”, “mediador” en este complejo e inacabable “tiempo de enseñar y aprender”. Siguiendo también a Ausubel, quien postula que “el verdadero aprendizaje es el significativo”, aludiendo a la posibilidad del sujeto de establecer relaciones “sustantivas y no arbitrarias” entre lo nuevo que se aprende y lo que el sujeto ya conoce. En síntesis, nos apoyamos y respondemos desde el marco de las teorías cognitivas planteadas por grandes pensadores, creando un tiempo y un espacio propicio y adecuado para la práctica deportiva donde se posibilite la creatividad, la libertad, la alegría, la curiosidad y el placer de poder expresarse dentro de un clima de respeto y estima por el otro.
  • 14. Arbitrar diferentes dinámicas de agrupamiento donde sea valioso el trabajo individual, que respeta las diferencias (el talentoso y el que no lo es tanto) por pequeños grupos y de enseñanza recíproca ( donde existe el doble rol, aprendo y corrijo) y también lo grupal y o colectivo (donde todos nos dirigimos hacia un mismo 1 objetivo). La enseñanza y el aprendizaje de un deporte requiere también de la selección adecuada de las estrategias que conduzcan a alcanzar los resultados previstos, “ la resolución de problemas”, por ejemplo: donde planteada una situación de juego, se busque la manera mas eficaz y económica de solución, y o “por descubrimiento guiado”, donde dada una consigna general se van indicando algunas pautas que orientan al juego. UN IDEAL DE ENTRENADOR Coherencia. Primera virtud o cualidad, que no es fácil de ser creada. Coherencia entre el discurso que se habla y la práctica que debería estar confirmando el discurso. Esto enfatiza la necesidad de disminuir la distancia entre el discurso y la práctica. La Palabra y el Silencio. Se trata de trabajar ésta tensión permanente que se crea entre la palabra del entrenador y el silencio del entrenado, entre la palabra de los entrenados y el silencio del entrenador. Si uno no trabaja bién esta tensión, puede que su palabra termine por sugerir el silencio permanente de los entrenados. Teoría y Práctica. Otra virtud es la de vivir intensamente la relación profunda entre la práctica y la teoría, no como opuestas, sino como unidad. De tal manera que la práctica no pueda prescindir de la teoría, y pensar la práctica para, teóricamente, poder mejorarla. Ignacio J. Gattarello